jueves, 21 de noviembre de 2013

LA MANO PODEROSA
 
 
 
 
 
 
 
Aquí vengo con la fé de un alma cristiana
a buscar la misericordia en situación tan angustiosa para mí. No me desampares y la puerta que quiera abrirse en mi camino, sea tu mano poderosa, la que la cierre para no entrar en ella, si no me conviene o me la dejes abierta si ha de volver mi tranquilidad tanto tiempo deseada.

A tus pies dejo esta suplica, que te hace un alma obligada por el destino a grandes sufrimientos que ya no puede combatir, si tu mano poderosa no detiene la ley de la razón. Dios mío, perdona los desaciertos que he cometido yo durante esta existencia, la cual llevo de frente, dame fuerzas para soportar las amarguras de mi vida. Amén.

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